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antes de meterse en habladas con ellos. El negro Angulo ha sabido manejarse bien a base del apego tribal de los suyos. En las últimas elecciones del Municipio se apuntó a una lista política con intención de encabezarla ya que tras él irían todos los morenitos. Cuando en vfsperas electorales supo que sus conmilitones lo despachaban hasta puestos poco propicios al cargo, vio el suceso como desprecio racial y pasó con sus tostadas huestes al bando contrario. Las ideologías nunca han sido un obstáculo en su vocación, puede asumirlas todas con igual convicción. El oportuno cambio de camiseta le valió su cargo actual: teniente político del cantón Shushufindi. Con la prebenda al moreno le asomaron ocultas maneras de prócer. Ahorita luce su delgada figura, la cuidadosa ceniza de sus cabellos, en pausados ademanes en los que hace brillar como sin querer el episcopal sello dorado de su diestra. Ser duefío de un chonguito, contar al mismo tiempo con fama de preferir los pollos a la gallina, no es óbice para su autoridad. Poderoso caballero es don dinero. A la final, en un pueblo donde no existenabogados, jueces onotarios, él hace ollapodrida contodo llegando a ser el renegrido patriarca del poblado. Su sede es una casademadera cuyo zaguán sirve de cauce entre la calle central ylas canchas de futboLPor tanto es un hervor de gente, sobre todo morena. Desde el piso alto con amplia balconada sobre el carretero D. Angulo se ensefíorea de pleitos, altercados o litigios ciudadanos. Para ejercerel imperio de su ley cuenta con algún alguacil annado discretamen– te y una chocita individual a la que, con pompa que no viene al caso, apodan 'cárcel'. Mas sobre todo atesora cualidades resefíables: magnífico instinto para arrimarse al sol que más calienta, una cara dura digna de campeón de póquer, la mano izquierda más rápida del Oriente y esa suavidad venenosa de las sanguijuelas. Algún día contaré algunos prodigios de estos jueces orientales, cuida– dosos vampiros de los pobres. 51