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- La lluvia nos fregó y además la temerilla no tenía cuajo. Para las fiestas de Coca quiero traer reses serranas, esas sí pasan, son ya de media raza. Allí nos vemos. - Claro, maestro. MAURICE ROSIN El obispo Alejandro, José Miguel y yo salimos a Quito para una reunión, junto a otros monseñores ymisioneros del Oriente, amén de otras instituciones ecológicas, indígenas o campesinas, para tratar el tema del expolio y propiedad de la región amazónica. Por la tarde estamos convocados los misioneros para una entrevista con Maurice Rosin, gerente de la plantación de palma africana de Huasito, "Palmoriente". Simplificando, caricaturizando incluso, distinguiría en la reunión hasta cuatro géneros más o menos humanos. El grupo de funcionarios gubernamentales, biólogos, ecologistas, etc. perorando dramáticamente sobre el peligro de la zona amazónica, un paraíso privilegiado a decir suyo en el que evitan cuidadosamente vivir. Quizáno se sientan dignos del tal privilegio. En Shushufindi nunca conocí un técnico de ese porte para asesorar a las organizaciones populares. Los misioneros estamos en el tajo, de eso no hay duda. Pero cada mochuelo en su olivo, nuestras alianzas no son idénticas, tampoco los métodos de trabajo. Además son demasiados los problemas que nos cayeron encima. Sabemos bien con quién hemos de estar, pero eso no es suficiente para encontrar la salida acertada. Mayor perplegidad todavía puedo observar entre colonos, runas o shuaras asistentes. Sobre todo entre los indios. Para ellos se trata del diluvio universal, la inundación les hace perder pie. Me resulta hasta angustioso verles defenderse con unas armas, moral, lenguaje, que ni siquiera entienden. 44

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