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zapatilla. Al día siguiente los propios artistas, con cortesía y rostros resignados, se las devolvieron. Ambiente taurino Pero nosotros llegamos el día 12 después del almuerzo. Por la mañana de tal día la estancia en Shushufindi es obligatoria para todo orientano que se precie. Como es inexcusable presenciar el magno desfile patrio de colegiales, deportistas, campesinos, fuerzas vivas, etc. Tras la tardadísima parada, los próceres dan aliento anual "a la gesta de Orellana", por un día los españoles no son objeto de vilipendio. Pues "gracias a un ibero Ecuador descubrió el Amazonas. Por eso es y será, pese a quien pese, país amazónico". Ya en los Sachas quedamos impresionados por la rara fábrica taurina, aunque hoy luzca un tanto maltrecha y decaída. Enseguida nos dan la razón. Como era de temer, las simples guadúas no fueron escollo suficien– te para el incontenible ardor del personal en pasar directamente al coso, sin admitir la enojosa tontera de las taquillas. Así, atacando estratégica– mente al redondel, encontraron en la flojedad de las cañas gateras propicias a su fervor taurino. Cuando abordo al Temerario habla con gesto mohíno y pesaroso. - Mire, acá no hay afición. El público no sabe lo que cuesta ponerse delante de un toro de éstos que no tienen casta y se enseñan rápido. Enseguidita te buscan el cuero. Creen los espectadores que el ganado no es peligroso porque no tienen cachos afilados, pero se equivocan... Pega durísimo este ganado, y como no tiene raza, no pasa muleta. Y termina, sorprendiéndome. - ¡No sirven estos toros para el arte! Me conversa sin dejar de ocuparse en el tendido de un alto cable de fierro que aleje de la plazuela a los carros y camiones que ayer debieron detenerse profusamente a su vera; los chóferes cobraban una apañada entrada por encaramarse alo alto o saltardesde allí alas gradas. Asimismo pasaron hoy aviso a la autoridad y algunos guardias de aparatosas pisto- 37

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