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descargar las reses antes del giro publicitario y, entonces, gallea la voz y se esfuerza para dominar los mugidos del ganado. Como es hombre de recursos, ha ideado además otro ingenio propagandístico. Un día los vecinos le vieron trepar apuradamente a un palo altísimo y frágil que se alza junto al barracón del cinematógrafo; el árbol, seco, crujía a cada remontada; pero Tandazo, aunque traspiraba agarrándose condesespero, pujó hasta la mismita cima y ahí dejó guindado el parlante más señalado del pueblo. En unos asentamientos aislados como Eno, Sachas o Shushufindi, sin otra alternativa para los noctámbulos que el trago o las chongueras, la irresistible conjunción de ambos ingenios propagandísticos arrastra una muchedumbre cansina hacia el enonne galpón. Tandazo fue bien mirado para el negocio, lo compuso a modo. Cuando el espectador llega, lo recibe una música de pasillos y lo primero que acierta a ver es un bar desde el que Raquelita, mujer del empresario, ofrece agüitas, bebidas, dulcerías yotrosmuchos géneros que alcanzan a todas las edades. De vuelta de sus giros anunciantes, Tandazo se acoda en la ventanita que se abre en su misma casa, adosada al cobertizo; así uno tiene la oportunidad, en tanto le alcanza la boleta, de girar un vistazo por el enmarañado revoltijo de la cama, el hornillo donde se están cocinando las papas, las hamacas de los huahuitos... Grandes cartelones de filmes norteamericanos cubrenel entablado que hace de mampara con la sala de proyecciones, un enonne rectángulo de tierra apisonada poblada de bancas. Al sentarnos, se acerca sonriente Gabriel: - Padrecitos, párense no más yvayan adelante, que acá los alcanzarán las descarguitas. Y nos seftala el elevado gallinero que tenemos a la zaga poblado de gente menuda y dada a la escupida, a juzgar por los abundantes detritus repartidos por la zona. No queda otra sino adelantar posiciones entre el mirar curiosón -tal vez escandalizado- de la concurrencia. Las gentes se van acomodando ruidosamente, muchos traen las bebidas, choclo, maní, caramelos; un tropel de nifios se disputan casi a trompadas los bancos. En 20

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