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visitas a domicilio de un alto prelado eclesiástico ecuatoriano y mestizo, "Ah, sí, ese longuito", me contestó ella con descuidado y educadísimo desdén. Los estigmas de clase-color no se tapan ni con la tiara más empinada; para estas gentes de alta cuna, aunque el indio se vista de seda, longuito se queda. (Longo, expresión despreciativa para el indio que hace esfuerzos para aparentar no serlo). Parece haber sentimientos impermea– bles a la fe así esta sea centenaria; No tanto no la admiten, sino que la moldean a su imagen; luego pueden ir variando los moldes, mas apenas la intención. Esta conversación que ahora voy a contarles, por tópica, anacrónica o incluso absurda que pareciere, está recogida con absoluta fidelidad. Ocurrió ayer (4/9/92), todavía me maravilla su espontaneidad. La joven sefiora del cuento habita uno de los exclusivos barrios quiteños, por supuesto es socia del club "El Condado", fue educada en colegios bilingües (inglés-francés of course) y frecuentó los retiros del Opus. Ahora trabaja en las relaciones publicas de una compañía petrolera a la espera del doctorado a realizarse en Canadá o EEUU. De su conversación, hecha casi confesión o autorretrato, extraeré tan sólo un episodio a mi ver fascinante. Pues siempre me sorprende la conjunción de la sabiduría técnica con la fe, no sé si llamarla del carbonero o sinmás magia elemental. Ycon la constante compafiía de evolucionadas formas de racismo. A este respecto tampoco olvido episodios semejantes. Tal el del anciano misionero envangélico-lingüista. A los 75 años mane– jaba con destreza en el ordenador un programa de traducción simultánea secoya-español; a pesar de vivir 35 años en laAmazonia, la última técnica no le era extraña, pero al mismo tiempo seguía considerando obra del demonio en persona cualquier desviación moral de sus indios adeptos. Evolución tecnológica y regresión ética eran para él un matrimonio indisoluble. Por su parte la esposa comentaba así las canas al aire de los indios, "seamos indulgentes conellos, hace poquito andabanpor ahí como animalitos, ¿no es cierto?". He aquílamarca asociada de antiguo prestigio caridad & racismo. Pero veamos al fin esta formulación actual de los buenos sentimientos a la que bien podríamos llamar fe católica a la romana o quizá al pil pil. 116

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