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como actor del drama ocomedia ocuento contado porun idiota. Surcamos velozmente el gran río, admirando los enonnes parotos que alzan su cabeza muy encima de los demás árboles. Como todos los grandes, deben soportar admiración, envidia, en fin, necesidades ajenas y, así, aparecen envueltos en lianas, trepados por plantas parásitas, adornados por infini– dad de flores avariciosas de su savia. Para quienes pasan por acá como mirones del tinglado selvático, dígase el caso de los turistas, los gigantes puedenparecerun golpe decorativo, tal vez demasiado efectista, pues esas lianas que les cuelgan hastael río olos cruzan como aunpaquete navideño de regalo, obviamente los dejan expuestos en una muestra, listos para el visitante de rigor. El bajo Aguarico es un río solitario, sus orillas anegadizas no consien- ten los cultivos, se puede navegar horas sin toparse con nadie. - ¿No sientes hambre? -pregunto a Santos. - Sí. Al poco detiene la canoa en una isla joven, junto a una playa llena de gaviotas yhuellas de capihuara. No hace mucho debió cruzarpor aquí una manadita de tales roedores, los mayores del mundo; el rastro está fresco. De todas fonnas, ni siquiera traje la carabina para en su companía (dulce compañía no me abandones ni de noche, ni de día; reza el indio) echar una miradita entre los cañavelares; soy un misionero descafeinado, crepuscu– lar, si me descuido ecológico. Por tanto a mi lado los animales están tranquilos, no así los indios; les parezco camarada de poca sustancia. Esa cara de Santos, cuando despacha leche desleída en el agua donde baña sus pies, no es de reparo por si esas aguas llevanel cólera (enfermedadque más se lleva esta temporada); se trata más bien de un rostro melancólico, ¿cómo puede un cazador beber con gusto esta pócima medicinal teniendo a tiro de olfato una sabrosura llamada sopa de capihuara? Total, a este runa silencioso le está aconteciendo a mi vera lo que a muchos maridos junto a su contraria, ya que no pueden ser felices, se convierten en filófosos. Como muchas en su origen, esta isla se hizo contraviniendo nonnas evangélicas; no en vano sus raíces son palos arrastrados por alguna 113
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