BCCCAP00000000000000000001195

demostrando un ahorro de 12.000millones anuales con los cuales dejará la ciudad hecha un sol. Entre paréntesis, una ciudad descrita por un comentarista de televisión como el reino de Belcebú, esto es, meca del sefior de las moscas; tal es la cantidad de inmundicias que atesora. Según muchos la medida tomada por el munícipe es ejemplar, ya digo; no olvidemos elmarco geográficodonde sedesarrollaeste cuento. Se tratadel patio de Monipodio; aunque, ¿qué resulta más sorprendente, expulsar tamaña tribu de pipones o haberlos criado durante años? Pero, bueno, Guayaquil no es sino el extremo más mosqueado del país y las golosas moscas están en cualquier lugar donde existan panales. En un mes se declararon en huelga los profesores de primaria quejándose de sumagro talego: no recibían aún la paga de octubre; otro tanto diría de los trabajadores de salud que ya no echan en falta en sus hospitales las jeringas, ahora faltan las camas. Para qué seguir, uno puede comprender la escasez de recursos de la nación, mas ¿cómo entender al mismo tiempo las millonarias ofertas que ciertos funcionarios quieren poner en nuestras manos acosta de lamodesta distracción de un 25 % ?Cuandomuestro ante uno de ellos mi cándida sorpresa ante semejante atraco, el bandolero me explica con enonne serenidad, "usted, padre, no comprende nuestro sistema. Es una práctica habitual, de otro modo ¿cómo iba a resarcirme de los gastos electorales invertidos enmi partido?. Además, la política es un negocio breve. Si ustedno puede aceptar laoferta, alguno otro lo hará". De eso sí estoy seguro. Se cuenta de un alcalde de la ciudad de Quevedo que, al tenninar vencedor la justa electoral, reunió en la misma tarde de su triunfo a los cuatro adversarios en su domicilio y les largó este escueto y amigable discurso conciliador: "¿Cuánto gastaron en su campaña, compadritos? Cuatro, seis, cinco millones", fueron diciendo los corridos. "Está bueno", terció la digna autoridad, "tengan ahora lo de cada uno y no vayan a joderme en los próximos cuatro afios". Efectivamente, cuatro no son muchos años. Hay que apurarse.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz