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mañana a la noche volaban bajo, oscuras, como gallinazos ahítos. Por las noches admirábamos los relámpagos y truenos de sus embestidas contra los Andes. Parece imposible dejarde amar estanaturaleza fascinante. ¡Ese rumor innumerable de la lluvia corriendo sobre los árboles, avanzando desde lejos, precipitándose hacia nosotros! ... La lluvia me acompaña como una conversación inmemorial mientras intento recomponer este rompecabezas pegando una a una las reliquias cerámicas. Reliquia, parte de un todo. Acaso pueda restaurar, siquiera en algo, esta urna funeraria; pero el todo... ¡la simetría mágica del mundo indio del que fuera parte se convirtió, como los viejos huesos pisoteados, en polvo y ceniza! Materia de olvido. El lenguajemítico es el de la sabiduría y también la nostalgia. En aquel tiempo, en uno de los mundos primigenios, los ahora animales fueron gente, incluso los árboles, las aguas y los astros padecieron o gozaron de esa vida peculiar que llamamos humana. Por tanto no es de extrañar que hasta hace poco nuestros mayores entendieran el lenguaje de los pájaros, los animales de monte, el trueno, las quebradas. También podían conver– sar con todos ellos. Decir que era un universo equilibrado es quedamos en el glacial mundo de las ideas; mucho más que eso era amigo, familiar. ¿ Cómo fue descomponiéndose esa inicial igualdad de unmundo, poblado de seres humanados, aquella familia capaz de comunicarse en cualquier lenguaje? Pues ahora, a la vista está, la tierra es Babel, una torre amenazada de ruina por el mal entendimiento de sus constructores. Uno edifica o conserva en tanto mil destruyen. No sólo sus lenguas son diferentes, también lo son sus proyectos. Los hijos de la tierra se alzaron contra su propia madre, véanlos cómo pelean gente y naturaleza, sangre contra sangre. Será muy complicado reconstruir el equilibrio, aprender a entenderse; ya lo notaba Quevedo: "puedo apreciar el canto del jilguero, pero de ningún modo entiendo su letra". Unmundo de ciegos y sordos ¿cómo puede descifrar la belleza que le rodea, los peligros o la verdad? Cuando los ancianos fueron perdiendo el arte de la amistad con la selva, alguna deidad compadecida les regaló el amargo bejuco de los sueños, verdadero sacramento de reconciliación con la multiplicidad de sus almas. La jayahuasca y otra multitud de plantas 85

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