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nistas, comerciantes y hasta un predicador. Caras pálidas al fin. gente mendaz y sin palabra. Querían convencerle de que un dibujito en el papel (le llamaban firma) tenía el valor que no le concedían al rito indio y a su palabra. - El Gobierno tiene la voluntad política de respetar sus tierras -oyó decir al hombre de lazo en la camisa. Como quiso el extintoMons. Labaca firmaremos un Tratado dePaz conustedes, suReserva resultará inviolable por los siglos. Los huaorani serán nuestro pueblo y el Presidente de la república será su dios. - ¡Ug! -dice el huao que desde 1960 ha retrocedido 115 kms. en su territorio a base de alianzas con los caras duras de los blancos. La películadel Oriente ecuatoriano termina cuando la Comisión brinda tabaquitos con filtro a los feroces aucas. La pipa de la paz está, una vez más, chupada. Señales de humo. Nada. NOTICIAS CON COCA AL FONDO Aunque el rumor no hace noticia, éste que llegó como un relámpago desde Samona parecía cierto: una avioneta colombiana había aterrizado en la playa junto al centro poblado. Sus dos tripulantes ofrecieron un maletín lleno de pesos para que los runas les guardaran ocho quintales de mercadería. Demasiada plata para no sospechar. Al parecer el piloto perdió su rumbo entre las nubes bajas hasta agotar el combustible. Nada más bajar de l& avioneta preguntaron: - ¿Qué río es éste? -El Napo. - ¿Estamos entonces en Ecuador? - Así es. 74
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