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se mataron como en una cacería. Después de eso fue cuando vimos aparecer a los secoyas. Llegaban de muy abajo, por pura selva, pues los ríos quedaron llenos de guarniciones militares. Cargaban con todas sus cosas detrás del hechicero que los guiaba; hasta 20 días caminaban. - ¿Conocían el sendero en tierra nueva? - No, no habían estado antes por aquí. - ¿Cómo hacían para orientarse? - Bueno, ustedes los gringos no van a creer esto, pero se lo contaré. Ellos tenían grandes hechiceros. Tomaban la ayahuasca, ellos le dicen yajé, se hacían tigres y entonces encontraban una senda segura. Después, el brujo, vuelto de nuevo cristiano, seguía el camino sin perderse. PUNCTUM DOLENS: LAS MUJERES Hasta apuro da sacar a colación semejante tema en los tiempos feministas que corren. Bueno, por fortuna todavía no llega acá con fuerza tal ventolera. Los runas siguen practicando la eterna ficción: creen que ellos eligen a sus mujeres, algunos con un grado irreductible de idealismo aseguran que las dominan. Dicen: "voy a buscar mujer, me llegó la hora de casar". Eso tiene su tiempo, como lo tuvo la primera chuma o la iniciación en la cacería. A éstos, Dios los creó hombre y mujer, no como entre los judíos donde Jehová sufrió aquel gazapo imperdonable, la distracción ya famosa -por un momento creyó que el hombre era solitario– y tuvo que remediarla a toda prisa haciendo con Adán de hipnotizador y cirujano. Digo que al llegarla temporada alta para el runa no hay montes o collados suficientes para apartarlo de su futura amada. No voy a entrar ahora a considerar las distintas estrategias que gasta para ese empeño, aunque fueron y en buena parte son efectivas y, amenudo, sorprendentes. Hay circunstancias obvias: lo primero es que haya dónde elegir. - Ahora muchas hembras nacen -dice el rucu en la comuna de San 71

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