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Fueron tras él cinco familias y algunas más quedaron dudando. A finales de 1987 habían muerto en poco tiempo tres personas en Siecoya. La tierra estaba pidiendo que se fueran; querrá descansar y recuperar su fuerza. En la cacería se lo oía decir alas aves: dejadnos aumentarporunos añ.os. ¿Cómo no vamos a escuchar las voces de los espíritus que protegen nuestra vida? Ahora algunos se volvieron sordos, ciegos guías de ciegos; abandonaron la sabiduría. Le dicen aAlberto que tendráproblemas con los militares. Lo sabe, esa gente siempre pregunta lo mismo: - ¿Su cédula?. ¿no la tiene?. ¿qué es usted. ecuatoriano. colombiano, peruano? No comprenden, nosotros somos secoyas. Ahora regresamos por un tiempo al río de nuestros antepasados donde vivieron las personas de túnicas con rayas de colores, las gentes del cielo. Algún día volveremos a Siecoya, la tierra siempre nos espera. El día 18 de noviembre llegué a Siecoya; otras tres familias se disponían a seguir el camino de Alberto. Al anochecer el antiguo poblado estaba desierto. Paseé por la cancha que ya se remontaba en tomo a la escuela y el botiquín. Pensaba en el Éxodo. ESCENAS DE UNA VIEJA COMEDIA l. Me recibió el Sr. Subsecretario de la Amazonia que escucha nuestro alegato contralas invasiones yenpro de una legitimaciónde los territorios indígenas como quien oye llover. -Todo esto es sumamente interesante, pero aguante un ratito que llamo al ingeniero asesor. Él le explica mejor nuestra filosofía sobre las tierras huaorani. Quedo tan pasmado ante esa revelación comoMoisés junto a la zarza. Los socialdemócratas de Izquierda Democrática han debido acumular 62
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