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finalmente se entregaban sus huesos en una vasija de barro al vientre engendrador de la tierra. Ahora la mano insistente del río escarba ymuestra los viejos secretos ofreciéndonos crisálidas venerables. Parecen barro frágil y humilde, arcilla ornada de colores; mas también son añosas raíces capaces de traer al árbol de las culturas actuales la única verdad de su origen. Las señ.as de su identidad. Pero los turistas pasan por ahí agitando el reclamo de sus dólares y casi todos porfían por vender su heredad por un plato de lentejas. HACIA EL RÍO DE LAS PERSONAS DEL CIELO Alberto, el hechicero, sabe que en los sueñ.os somos más sabios porque el propio espíritu está en silencio y puede oírse o ver mejor el paso de las almas. Ya son tres noches con la imagen de las garzas en vuelo. Hay que partir, es lo que están pidiendo. Los secoyas más jóvenes se enfadarán, está seguro. Ahora Siecoya tenía escuela, motor, botiquín y tierra; no había sido fácil conseguir todo eso. Un secoya es pastor evangélico y a otro lo eligen presidente de la comuna. Cada vez nos parecemos más a los blancos. - Se van a enfadar, pero los espíritus dicen: ¡salgan de aquí, busquen otro lugar para vivir! Cocinó yajé bien espeso -le costómucho encontrarlo por el monte pues ya no lo cultivan- y, después de tomar ese furioso amargor, se hizo tigre de mariposas para poder encontrar el camino adecuado. - ¿A dónde iremos? -le preguntaron. Alberto ya lo sabía pero no respondió a eso. - Pueden venir quienes quieran. 61
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