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POR UN PUÑADO DE DÓLARES Por ese pui'iado dicen que puede comprarse cualquier cosa, muchos incluso le confieren un poder casi ilimitado: a su entender cada persona tiene su precio. Entre nosotros hay quienes afüman que Ecuador está vendiendo a toda prisa su futuro -llamado por ejemplo, petróleo-, ya que nadie le ofrece nada por el presente pues lo tiene hipotecado. Entonces, ¿quiénpuede preocuparse aquí por el pasado? De mi viaje al Aguarico me quedará largo tiempo la desazón de haber comprobado cómo sus morado– res ofrecen reliquias arqueológicas al mejor postor. Que, además, nunca es bueno. A menudo el río o las quebradas ofrecen por un momento la joya humildísima de una cerámica centenaria. ¿Qué otra cosa pudieron dejar– nos aquellas culturas indígenas construidas en materiales tan humanos y perecibles como la madera, la fibra vegetal, las cortezas o las hojas de palmera? Pues aquellas gentes nunca pretendieron derrotar al tiempo de una fonna tan inútil ymelancólica como es la de perpetuarse porlas obras de susmanos. Construían(sus descendientes lo siguenhaciendo) todos sus enseres con los materiales del olvido, ya que la existencia no agoniza con el tiempo sino vive y retoma continuamente de su mano. No tennina, se transfonna. De ahí que la sabiduría resida sobre todo en susmitos yrelatos orales; esa vieja semilla muere, resucita, produciendo cada día los precisos frutos que el pueblo necesita para nutrirse y seguir con vida. De hecho el indígena no legaba apenas cosa alguna a sus descendientes (caza, choza, utensilios), pues su herencia había consistido en lo más preciado: cada individuo, o mejor cada clan familiar o comunidad, eran autosuficientes, capaces de recrear todo lo necesario para sobrevivir con sus propias fuerzas. "Mi herencia es ésta: hice un hombre de mi hijo, sabe todo lo necesario para vivir, por tanto no necesita más" oí a un runa en la comunadeDescanso. Muchas veces conlamuerte de un indio se quemaba o abandonaba todo lo que había sido suyo; los objetos más personales y vitales se enterraban con él-incluyendo en ciertos casos a algún allegado. Se dejaba descomponer el cuerpo al capricho del sol y de las aguas; 60
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