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que conocer mucho; a Quito quiero ir para ver. - Pero ¿qué vas a hacer en Quito? Hace mucho frío, es demasiado grande y no conoces a nadie. Te perderás allí. - Yo tengo ropa para frío. Llegaré en bus y caminaré para conocer todo, la selva también es grande y camino por todo. Yo no quiero dormir, si me duermo ahí me pierdo; sólo caminaré y regresaré en el mismo carro. Eso pienso hacer. DE AQUELLOS POLVOS ESTOS LODOS De aquellas guerras estos puestos fronterizos donde se vigilan en la desembocadura del Aguarico, frente por frente, los guerreros ecuatoria– nos y peruanos. El resquemor está caliente y la herida se mantiene a punto arafíada cada afio por las fiestas conmemorativas. Se echaron mucha bala en el 41 por estos pagos; las historias y las leyendas se narran juntas pero, en todo caso, quedan esos límites inaceptables para una nación que "siempre fue, es y será país amazónico". - Por tanto, hay que pelar ojo constantemente, soldados, ante los traidores peruanos que siempre nos doblaron ennúmero y teníanmunición para regalar. No como nosotros que contábamos las balas. - Por el momento no hay queja de la moral de nuestras tropas que resisten con entereza en condiciones límites por la selva. Cuando el misionero pasa por el Comando Tiputini puede leer (a más de escuchar informaciones como ésas) en el cuarto de oficiales el organi– grama de la Inteligencia militar; todo está bien atado en esta zona estratégica para los intereses patrios, el honor nacional está a salvo. - Que nadie interprete ciertos detalles accesorios como un debilita– miento de nuestra alerta permanente. ¡La moral y la bandera siempre arriba, carajo! Aquí sólo aguantan los machos con ñ.eque. 54
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