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no le vf a tiempo ni le olf. Me miró de frente y sentí frío, como sudando frío me quedé, bien quieto. Yo llevaba un palo en la mano, lo levanté y el tigre se fue. No tendría bastante hambre. Yacata tiene unos 22 afios, comprende bien nuestra lengua y la habla. Es hasta ahora el producto más explosivo de estos grupos del Yasuní en su relación huao-cohuori (gente-extrafios). Desde pequeño mostró esa avidez característica de estas familias para el contacto con los cohuori y por el dominio de sus técnicas. Bajó muy pronto a visitar Rocafuerte, quiso hacer en Tiputini la conscripción y quedó como de familia en un hogar mestizo. Así captó la vida criolla desde dentro, con borrachera y seguramente prostitución como el ají de su alimento. Sus recientes jefes militares todavía lo recuerdan entre la simpatía y la pesadilla. Yacata fue un soldado poco edificante. Nunca comprendió algunas palabras castrenses: disciplina, mando, obediencia. En cambio le apasionaban las armas. Hizo la milicia por su cuenta. Todo lo más asistía al toque matutino, después se perdía con su arma ynadie adivinaba cuáles eran sus proyectos inmediatos. -Mientras él estuvo con nosotros -recuerda el teniente- no nos faltó la carne de cualquier especie, ni el pescado o animalitos traídos vivos desde la selva. Pero como soldado no servía. No se sujetaba a nada y muchas veces había que ir a buscarlo días enteros por el río porque el arma, eso sf, no la soltaba. Al final el muchacho estaba bastante salvaje todavía. Pocos soldados habrán hecho un juramento a la bandera con menos convicciónqueYacata. Libre de nuevo, se alistó con su hermano Agnaento y otros jóvenes huaorani en la CGG, compañía francesa de exploración petrolífera. De estas andanzas le viene la manera altiva y suficiente de conducirse; ha copiado, con la fascinación de un niño, los modales característicos de los mestizos pioneros y ahora los exhibe en su poblado con autosuficiencia. Los más jóvenes le admiran y parece tener, pese a su edad, un ascendiente en aumento sobre todo el grupo. Su influencia es imprevisible. - Yacata, ¿cuándo cogerás mujer? Ya estás viejo -le dice Inés. -Los blancos se casan también viejos, yo no quiero mujer. Aún tengo 53

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