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Obsetvemos a Incobe que está empatado conmigo en ignorancia: ni él sabe españ.ol ni yo huao tiriro. Pero ¿renuncia por eso a comunicarse? De ninguna manera, pues posee otros muchos recursos y lenguajes. Vean cómo gesticula, ríe o grita, se contorsiona, me acaricia o golpea, me abraza, en fin, me abruma con su exhibición políglota. Eso sin tener en cuenta su dominio interpretativo de otras voces animales, vegetales y, quizá, hasta minerales. Todo ello expresado en la loma de Ahuemuro por este mimo prodigioso. Anochece, Incobe sigue adiestrándome con la infinita paciencia de los verdaderos sabios. Los cocuyos abren ojos en la noche mientras yo considero que, sin duda, en el comienzo fue el gesto, la risa, el abrazo, el canto, no la palabra. BOCA ABOCA Heriberto Machoa cazó una huangana y más abajo del Aucayacu, entramos a la bocana del Taracoa para destazarla. El nivel de las aguas es muy bajo; un enonne árbol se desplomó sobre la quebrada cerrando el paso a la laguna. El agua se mantiene quieta, negra, ahíta de hojas e indecisa por desaguar en el Yasuní. Estos remansos calientes y profundos sonun buen lugar para las pirañ.as, además las vísceras de la huangana las atraerán como un imán. Entretanto preparo los anzuelos colgándolos de un alambre para salvar la dentellada de la presa. No hay apenas mosquitos en la mañ.ana transparente, dorada, donde los olores de la selva hacen sentir sus coletazos perfumados. Pero ya comenzó la danza, los despojos del cerdo salvaje parecen cobrar vida entre dos aguas tironeados por esas fauces implacables. Caí se ríe con sus encías de papaya al descubierto y, quizá por combinación de ideas pregunta: - ¿Cuánto socore dientes Coca? (Es decir, ¿cuánto me costará una dentadura postiza en Coca?) 51
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