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están tambiénmostrando esa sospechade fondo ante los doctores blancos. Los espíritus quieren poseer un cuerpo completo, apto para la dura fiesta del sobrevivir; de otro modo prefieren regresar a la vida de los muertos, siempre plena. Los indígenas miran de frente los vertiginosos ojos de la vida y a su sombra que es la muerte. Ésta no es tanto un terrible final cuando el acicate, la sal para su dicha. Como en el proverbio árabe, acá nadie puede -ni quiere- huir de su sombra. EL DILUVIO QUE VIENE Alguno de los abusivos turistas que se divierten por el Yasuní entre los huaorani se quejó ante la autoridad militar por las críticas recibidas de la hermana Inés Ochoa. Por eso, el coronel del Destacamento de Tiputini recibió a la religiosa con una arenga terminante: - Srta. Inés, voy a advertirle que no interfiera los planes turísticos del sector. Ya he sabido que Vd. no es una religiosa y que anda por ahí enemistando a las personas. Ésa no es actitud para una monja, Vd. no se porta como tal, Srta. Inés. No voy a tolerar que impida una actividad tan beneficiosacomo ésta. ¿Cómova aaprenderesapobregente indígena, una vergüenza para el país pues viven 400 afios atrás, si no reciben las ven– tajas del turismo? Por supuesto, el coronel no tiene quién le replique. EN EL PRINCIPIO FUE EL GESTO Repito que la civilización occidental no parece la acumulación de los saberes encontrados en las sociedades sojuzgadas, sino más bien su amputación. O, en lenguaje campesino, la poda de los mismos. 50

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