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¡Qué inútilmente abogamos por estas gentes, sean tagaeri o trabajado– res! Envié de nuevo cartas al gerente general de Cepe y a los Ministros de Energía y Agricultura. Pero no tiene sentido advertirle a un general que planifica una batalla que los cálculos de probabilidad no los hace con fichas, sino con vidas humanas. Ése es para él un lenguaje ininteligible. BUSCADOR DE AHOGADOS Mientras todavía buscan el cuerpo de Hemán Andi, muerto el domingo en la bocana del Coca, recuerdo cómo se hace. Se pone enun pilche vacío la candelaprendida recién; debe quedar bien paradita. Se le dicen las palabras adecuadas y se le pone a andar en la ribera. Las aguas ahí están mansas y se arriman, como cansadas, a recostarse en las sombras profundas de los yutsos. El pilche, pues, flota demorándose entre cafías, raíces, o palitos agarrados a la ribera. De pronto el muerto siente la luz que lo busca y él la llama, la llama... En ese momento el pilche se detiene en el agua porque ya oyó. Parece dudar un poquito, al fin comienza a girar en un círculo siempre igual, retenido por la desesperada súplica del ahogado ... El brujo ordena bucear en el lugar y enseguida los nadadores asoman con el cadáver. Es algo bien simple y no puede fallar. Ningún ahogado quiere ser acabado por los caneros o las pirafias; el agua no es tumba para un hombre. 33

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