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No obstante la tentación de poseer sería pronto demasiado fuerte; las cosas arruinarían los espíritus, los harían individualistas y, con mucha rapidez, hastiados. Pues son un azuelo muy apetitoso y muchos hombres dejarán a su padre, a su madre y también a Eva para poseer más, incluso más mujeres. Después, cuando ya habían aprendido mucho, Dios no se cansaba de advertir que por tener los almacenes llenos uno no es duefio de su vida y que las riquezas son una idolatría aunque procuran toda clase de productos, entre ellos la soledad. Desde aquel tiempo los grandes almacenes han sido siempre una tentación. Al principio del todo los hombres ya quisieron hacer uno que llegase hasta el cielo, pero gracias a Dios no se entendieron los arquitectos y, aunque se armó la de Babel, el supermercado quedó en proyecto. Mientras tanto la cizaña crecía entre el trigo. Cuando Abel seguía tan pimpante de nómada poniéndose el cielo por montera, su ñaño se hizo agricultor, sedentario, y comenzó a fregar: "Si no hay excedentes no habrá nunca progreso". Se le veía venir al muchacho. Un día no pudo soportar más a aquel vivalavirgen de Abel y lo mató. Se excusó diciendo que era mal socio y una inútil cigarra. Por suerte con esa desgracia no terminó la raza de los nómadas; por algún sitio se dio maña Abel para dejar su regalito, y estos huaorani a no dudarlo son su descendencia; salen clarísimamente al padre. Como ellos no almacenan, la única compañía y seguridad es la familia. Tienen que vivir cerca y hacer, con los problemas que surjan, comunidad. Pues a falta de despensa asegurada los parientes son, cuando pintan bastos, la única posibilidad de sobrevivir. Al fin y al cabo la vida, bien mirada, consiste propiamente en sobrevivir; entre la felicidad de poseer y triunfar o la de vivir, los huaorani apuestan todo por esta última. Quizás las peleas llegan siempre cuando los agricultores les ganan la partida a los nómadas; la propiedad a la compañía; Caín a Abel; los excedentes a la caza diaria; el cheque a la divina providencia. Tal cosa parece por lo demás inevitable. Sin duda, también llegarán acá los crímenes y los huaorani sobrevivientes serán sombras errantes en un universo que no los acoja. 26
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