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mas no por ello dejó sus artesanías, sino que los trocó en lanzas, dardos o cerbatanas. Sigue, eso sí, manteniendo su celoso amor por lo jabalíes y en este momento regresa a la aldea, satisfecho y sonriente, con dos cadáveres porcinos a sus espaldas. Observo cómo los destaza con la maestría de quien domina el oficio. A continuación-Ios reparte generosamente en todas las casas, incluyendo entre los comensales a los perros y, sobre todo, al águila harpía, la musa del poblado. La merienda de esta noche será alegre y no faltarán las canciones. Aquí todos son bardos. Obélix/lnihua vive dichoso persiguien– do solitario a las huanganas y papeándoselas en compañia. Alguien observó malévolamente que las gentes felices no tienen talento. ¿Es eso cierto?, quien prueba el fruto de la inteligencia ¿está destinado a escribir siempre el Eclesiastés? No parece tan claro. El progreso no es la suma de todos los conocimientos absorvidos, sino su simplificación y lo que llamamos inteligencia probablemente no deje de ser otro tanto. Quizá el meollo no esté en la falta de talento sino en la permanencia de una confusión radical. Ocurrió en algúnmomento de nuestra cultura, al tiempo de la invención del dinero yla compraventa, que los mercaderes impusieronen la sociedad una falaz equivalencia: la novedad equivale a la dicha. En la variedad está el gusto, remachaban. Así quedó instituido el primermandamiento social, el becerro de la infinita variedad. Después de eso nada podía durar demasiado, ni siquiera los sentimientos, y todos recordamos al respecto a aquel rey cuyos consejeros se extrañ.aban por su capricho en perseguir doncellas por malencaradas que fueran mientras su bella esposa langui– decía. - Hasta la perdiz cansa -respondió obediente a los signos de los tiempos. · Desde entonces aumentan las personas a las que nada parece sorpren– dero emocionar; sobre todo si el hecho se repite. Son filósofos o abobados y tal vez sean personas, pero están poseídos por el espíritu del tedio. Estos huaorani en cambio viven desde antiguo gozando de algo más nuevo que la feria infinita del consumo. Para ellos cada día se crea el mundo, todas 24