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TIBI DABO El Yasuní ya no es el río prohibido de los tiempos en que los huaorani eran guerreros. Ahora queda la leyenda como anzuelo para las gentes ávidas de emociones fuertes. En los últimos años se ha multiplicado extraordinariamente este turismo asilvestrado, de gente preferentemente joven y quizá sin recursos, que contrata los servicios a un motorista de la zona para ver a los 'aucas'. Estas gentes coleccionan experiencias nuevas como crepúsculos y parecen mirar todo esto con un poco de prevención, hastío y, desde luego, prisa. Acaso creyeron al diablo tentador: te daré todo el mundo, todo eso que ves. Van de un lado a otro, recorren los reinos de la tierra, añaden sensaciones a su espíritu yuno no sabe si están buscando algo o huyendo de sí mismos. Según parece todo les cansa. No quieren oír aquello de que sólo se ve lo que se sabe. En fin, ya dije que no dan tiempo para que las personas con quienes se encuentran sean algo más que cosas para ellos. De forma que los tratan consecuentemente. Por el alquiler nocturno de la casa quieren pagarle a Caí dos cartuchos (0,70 dólares). Cuando la hermana Inés protesta por el abuso, el turista alega que lamunición en este lugar cuesta mucho y nada una casa tan desabrigada. Estos trotamundos de hoy son israelitas y están conducidos por soldados. Para unos y otros los huaorani no pasan de ser un exotismo casi humano. En cuanto a los indígenas, contemplan firmes en su ribera a esas gentes como palos secos a merced de la corriente. Y puede que lo sean. CONOCÍ A OBÉLIX Resulta que ahora vive enTaparonAnameni (Garza cocha), camuflado como huao con el nombre de Inihua. Viviendo en la selva no puede hacer menhires, acá las piedras sonmenos abundantes todavía que los romanos; 23
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