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Iglesia. Pero ahora no esmomento paraun estudio semejante ysólo puedo acotarun aspecto de sus relaciones con CEPE en las que Alejandro gastó tiempo, energías y calentó no poco sillones de espera. Él negociaba de buena fe. Por mi parte siempre me pareció abusivo llamar negociación a esos encuentros donde los misioneros no representamos un interlocutor de parecida especie, sino a lo más una suerte de molesto abejorro a quien se dedica un tiempo precioso: o bien el de abrirla ventana para que salga o, en c_asos, el de tomar el matamoscas para aplastarlo cortésmente. Hoy, tras la misa de Aniversario, un ingeniero de Cepe me recibió en su casa ysu conversación pareció confirmar el presentimiento expresado. Lo que élme dijome impresionó. ¿Algunade sus palabras estaríadictadas por la envidia o el rencor? No lo parecía. En todo momento dio pruebas de ser un técnico preocupado por su oficio y sin tiempo de fantasías, aunque ellas se llamen derechos indígenas. Hizounacríticadescripción de Cepe: la Corporación, seglin él, está en manos de los tronchistas que la pusieron técnica y económicamente en un callejón sin salida; hay buenos profesionales en su interior, pero no son muchos y siempre apartados de cargos decisorios. El intento de corregir tal situación por parte del nuevo Gobierno lo ve con escepticismo. - Primero veamos si es que hay voluntad de hacerlo. Con lamisma parsimonia, confirmó que él nunca se habíapreocupado por los supuestos indígenas afectados por las exploraciones orientales y, más aún, no sabía de ningún otro ingeniero interesado en ello. - Mire Padre, creo que a Vds. no los toman en serio. De hecho ese ingenieroconquienesVds. negociansu convenio esespecialistaendivertir a los visitantes ilustres de Cepe y e1_1 dar largas a los pelmazos. Es un muchacho alto, simpático, de buena familia de Riobamba; lo emplean en eso. Cierto que desde hace un año aproximadamente la Corporación se había procurado la asesoría de un antropólogo, pero se trata únicamente de cubrir las apariencias. En realidad nadie tomaba en cuenta a ese hombrecito a quien en privado motejaban "el loco" por su tendencia a 16

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