BCCCAP00000000000000000001194

ajena alos propios huaorani, pero semejanteparadojapuede ser compren– dida si no la aislamos del medio ambiente nacional donde se produce. Los síntomas del subdesarrollo son muy variados, pero sin duda uno de ellos es la distancia, al parecer insalvable, entre las promesas y la realización de las mismas; .entre las disposiciones oficiales y su real cumplimiento. Los indígenas ahora desafían la hipocresía o ineficacia del Estado criollo y ante la conquista amazónica que sigue avanzando inexorablemente inician una suerte de reconquista de sus territorios ancestrales. Es una empresa desmesurada. Se trata de abrir una trocha de cuatro metros de ancho a lo largo de más de 500 kms. de selva. Las comunida– des quichuas, shuaras, presentanequipos voluntarios para el trabajo. Las dificultades logísticas son casi insuperables. Van a recorrer quizá la zona más accidentada e insalubre de la Amazonia ecuatoriana. Si se escribe algún día una historia verdadera habrá en ella una página para esta epopeya. CEPE: CIERTO OLOR A PODRIDO Para quien no lo conociera, la aparición del libro "Crónica Huao– rani" ha mostrado en algo los dos aspectos de ese compaf'i~ro -ya personaje, "vivamoneda que nunca/se volverá a repetir"- llamadoAlejan– dro Labaca. Como misionero, esto es, creyente situado en un puesto fronterizo enmuchos aspectos: religioso, económico, geográfico y cultu– ral, le tocó vivir lo que parece ser la liltima y definitiva conquista amazónica. Esta vez a cargo de la sociedad mestiza ecuatoriana apoyada en el capital transnacional. Sería interesante considerarlas actitudes de estecapuchino, siempre en puestos de responsabilidad y al fin obispo, ante los dos principales frentes de su actividad -cultura indígena/cultura occidental- y sus respectivos poderes. El creía tenazmente en el papel intermediario, negociador, de la 15

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz