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existencia cotidiana; cuando en los meses finales la sabiduria se iba borrando en su memoria, como las huellas de una playa asediada por las aguas, no era una creciente destructora lo que le anegaba sino la marejada de otra vida que venía a renovar esa tierra de forma definitiva. No es el instinto de los animales, éste es el simple e imposible secreto de la serenidad: el indio, Femando en este caso, sabe llegado el momento de mudar su condición y prepara el traslado con la misma convicción y minuciosidad al de otro de los muchos realizados a lo largo de una vida de andador. Además nunca se trata de un paso a ciegas o de un camino desconocido, cosa siempre llena de ansiedad, tal como esos túneles oscuros que se inventan los occidentales al final de los cuales quieren creer la existencia de una luz. Ningún paso oscuro. Se trata de hacer de forma definitiva un camino que se ha buscado, tanteado y al final recorrido en los peligrosos e innumerables rituales del yajé. Víctor Yiyocuro, otro de éstos postreros (herejes) bienaventurados, suele repetir que todo su empeñ.o de paladeador de drogas amarguísimas es 'encontrar el camino más corto para el cielo'; esto es, para la tierra definitiva de los antepasados donde la muerte ha perdido definitivamente su aguijón. He ahí a un anónimo 'San Juan de la Copa en alto' más que de la Cruz; otro que tal baila y canta. Pues las dos cosas deben hacerse con propiedad para dar con la senda estrecha de los justos que conduce a la morada sin duelo. La cuestión es prepararse a bien vivir, domar el cuerpo y el espíritu, que uno y otro indican en su momento cuándo ha llegado el momento de partir. Para un andarin como Femando, horno viator acostumbrado a sucesivos desarraigos, no hay pereza sino placer en levantarse, echar a andar, sacudirse el viejo cuerpo como una piel innecesaria y cruzar el umbral deseado. II. Las palabras de la tribu Ahora los secoyas son evangélicos, que es una forma de ser y no ser secoyas; de sus nuevas convicciones podía esperarse cualquier cosa. Sin embargo, Celestino Piaguaje me escribe una carta confirmando el respeto 152
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