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de un pueblo, una vasija rota en clanes. Pues bien, entre todos los pedazos desde antiguo hay uno con nombre propio, sonaría algo así como taromena. Ahora bien, en un estudio realizado por un alemán, Günter Tessmann, en los últimos años 20, se recogía en el bajo Napo ecuatoriano, entre dos huaorani presos en una hacienda agrícola-cauchera, la tradición de un grupo llamado tarominca. Ellos habían perdido su idioma y hablaban quichua, por tanto la i sería e y la e podría ser g, de esa forma tendríamos la palabra taromenga o taromena. Según Tessmann esas gente estarían viviendo en las riberas del Tivacuno, esto es en tierras de nuestra historia actual. Hasta hoy nunca se estableció contacto con esas gentes al menos por parte de las misiones. Sin embargo las noticias sobre ellos sí fueron surgiendo aquí y allá, dentro de esa especie de jeroglífico de clanes en que se había convertido el pueblo huao. Los taromena siguen siendo una pieza no encajada, sin descifrar. Pero yale hablaban de ellos los de Garza Cocha a Alejandro, situando sus tierras en el bajo Nashiño, hacía la frontera con Perú. Después del 87, en los escarceos por investigar los hechos, Juan Santos levantó de nuevo la pieza y se topó con otra inteligente confusión a la que tan acostumbrados son a llevamos estos huaorani, ¿fueron los tagairi o los taromena los lanceadores? De nuevo salta la liebre al campo de la curiosidad o la investigación y será bueno ensayarun primer disparo sobre ella. Con todo, para curamos en salud, para sonreímos por anticipado de nuestro gatillazo, hagamos un excursus. Observemos las resbaladas que con el tema se dieron otros compadres y, pues pelamos las barbas ajenas, pongamos las nuestras en remojo. 19. La corrida Metido como estoy en el achaque de poner algún orden entre los materiales disponibles sobre la historia huao, puedo apreciar desde barrera las evoluciones de los maestros que se atrevieron con el toro. En general, si nos referimos al tiempo pretérito, o sea al momento de los orígenes de la fiera, se trata de faenas de aliño, pues ni siquiera intentaban 145
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