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como niños sin crecer. Mi padre fue asesinado cuando yo aún estaba en el vientre de mi madre. Le mataron con lanzas y los gallinazos limpiaron sus huesos. Desde nifio crecí llevando en mi alma el conocimiento de la muerte de mi padre. Me alimentaba esa idea, la de vengar su muerte. Poco más tarde, estabaun día enla huerta conmi madre cuando alguien llegó tirando lanzas de nuevo. Mataron a todos en nuestro grupo, tal como se mata a una familia de tucanes en el nido. Huí con mi madre a la selva sin llevarnada, casi morimos allí. Pero nos alejamos de toda esa violencia tratando de vivir en paz. Pasaron dos aiíos antes de reunimos con los otros, las matanzas habían esparcido a todos. Siendo joven, un día que preparaba los dardos, vino Nemunga corrien– do, ¡Ima ha matado otra vez, Ima es el que mató a tu padre! Reaccioné con furia. En nombre de mi padre siempre quise cogerlas lanzas ymatar a Ima. Caminamos hasta encontrar al grupo, estaba anocheciendo. Corriendo de casa en casa fuimos matando a los que pudimos. Ima estaba en su casa, meciéndose en la hamaca, cantando. Lo atravesé con mis lanzas, después prendimos fuego a la casa. Ima y los demás ardieron allí". Cerca de su casa actual, hace dos aiíos, Babe estuvo a punto de lancear al atemorizado conductor de la excavadora petrolera. Entre los monstruo– sos dientes de aquel insólito animal vio surgir de la tierra un recuerdo terrible: huesos calcinados y trozos de lanzas rotas. Los restos de la tumba de Ima, su padre, y el resto de su familia. Por eso se niega a la perforación de nuevos pozos en el área, de ninguna manera dejará que los huesos de su padre sean profanados otra vez. Esa visión le retiene como un imán junto al Tigüino. Ahora enterraron en las cercanías el cuerpo de Carlos, de nuevo gritan todos los huesos. Yeti, papá del muerto, junto a otras parejas de la familia, se va a Tzapino; está bien, él ha vivido mucho tiempo con los misioneros, quiere darle paz a su hijo. Por mi parte, piensa Babe, iré a cobrar mi cuenta. Si muero quedaré junto a mi familia, quizá un día los huesos se levanten, se refuercen de tendones y recubran de piel, entonces caminaránde nuevo por su tierra... 138