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12. Profecía cumplida o parte de batalla 2 En el capítulo anterior quedaba la profecía en el aire, pues bien, se cumplió enseguida y de la forma más penosa. En la entrega de Omatuki las cañas se volvieron lanzas. Las gentes de Babe tienen su muerto, de los tagairi no sabemos si hubo bajas. Desde luego se llevaron varios tiros y corrieron gritando porla selva. Acá la venganza rebrota como un incendio, allá no será menos. Carlos Omene, hijo de Yeti, esposo de una hija de Cugui, hermano éste de Babe, falleció al anochecer con fecha 29/9/93, en el hospital de Coca. Rubén Ribadeneira, director del maltrecho centro, acababa de operarlo de una herida de lanza que le atravesaba el vientre. -Está fuera de peligro, dijo el galeno al salir de un quirófano donde toda imprevisión hace guardia; ventajosamente el arma no lesionó ningún órgano importante. El colon tenía perforaciones pequeñas que pude suturar sin problemas, hay mobilidad intestinal normal y la presión sanguínea está muy bien después de haberle administrado tres pintas de sangre. En menos de seis días estará en su casa. Se equivocó la paloma. Sólo una hora después estaba listo, le sobró todo el postoperatorio. Envuelto en una sábana, discretamente limpia, el cadáver aguantó toda la noche en un pasillo del hospital esperando qué sería de sus huesos. En casos tan diáfanos no se usa acá de la autopsia. En el parte médico final consta como causa del óbito: "paro cardio-respiratorio". O sea que volvemos a los tiempos bíblicos, le abandonó el hálito de la vida y cascó. No se le atribuyen ninguna "causa antecedente o estado morboso que produjera la causa arriba consignada, ni siquiera otros estados patológi– cos significativos". Dejó de respirar, el muy distraído, y el corazón se abandonó a su suerte de ahogado. Ni siquiera escribieron bien en la ficha las señas de su cédula: Carlos 2 Téngase en cuenta que este número 12 de la misma historia se escribió un mes después del anterior. 135
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