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incluso con los mismos soldados; en una ocasión atravesó de un lanzazo el jeep de un oficial del ejército, con lo cual se le acabaron al unifonnado los argumentos. O sea, Babe no es una paloma. Pero, hoy, 9 de septiembre, tenía además una enonne piel de jaguar sobre la baranda de su casa rosa. "Le había comido a Babe dos perros - explica Olga, algo así como la traductora simultánea de su marido, desde luego una intérprete con no pocas licencias-, por eso se puso bravo, le esperó por la noche y lo mató de un disparo. Era un animal muy grande, viejo; además era macho, por eso ahora seguimos con problemas. Todas las noches vienen a rondar las tres hembras que le seguían, todavía están buscándolo". Como ven todas las historias huaorani son apasionadas, cómo no iban a serlo la de los jaguares. "Un trabajador petrolero quiere la piel, pero Babe sólo la cambia por una radio. Además le dice: tú traes en la mano la radio y yo la piel, así cambiamos". Es decir, Babe no se chupa el dedo. Yaunque éstas son las anécdotas menos importantes de su asendereada vida, quería recordarlas para que no entrara al escenario sin presentación uno de los protagonistas de nuestra historia. S. Se llama Omatuki Tiene unos catorce años. La piel blanca de los indígenas de la selva profunda, aquellos acostumbrados a la luz verde y oscura de los rincones perdidos. Ojos muy achinados, esquinadísimos, absortos y, quizá, para– lizados por el miedo. Acaso sea por su alimentación, por los aceites con que lo cuidan, supelo es unprimor; negro, abundante, muy grueso. Asínos dice una misionera evangélica, Patricia Kelley, que tuvo el honor de aplicarse al ejercicio, tan usual entre las mujeres huaorani, de mirarle los piojos. Lo tiene cortado enun amplio flequillo hasta la altura de las cejas, casi inexistentes; también se ha depilado las sienes, mientras el pelo cae en cascada por su espalda. Omatuki es hija de Nampa, uno de los primeros tagaeri, y Yico. Los 124
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