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hacerlos, sino los perfeccionará, cuando se le pida más precisión. Tratamos aquí con el material evanescente de los relatos orales en los cuales quizá no haya que buscar tanto la verdad, tal como nosotros la entendemos, como el significado. No ya la fórmula exacta del perfume sino su aroma. No olvidemos que nosmovemos dentro de una selva animada, portanto poblada de ánimas, invisibles para nosotros mas no para el huao. Vean cómo puede describirse, con la máxima precisión, los límites de su territorio. Según ellos su tierra siempre fue cuidada por el jaguar madre Minim– pera, un guardián apostado aorillas del gran río Doroboro (Napo) a quien le preguntan: - ¿Quién vive al otro lado del río? -Mucha, mucha gente, -contestaMinimpera. Ymás allá también vive mucha, mucha gente. Y allí detrás se une el cielo y la tierra. - ¿Y hacia dónde se dirige el río? - El río corre muy, muy lejos y tennina en un arenal. No basta la geografía, los huaorani quieren un paisaje con historia, con el escalofrío profundo de las leyendas. Un territorio celado por un jaguar, acosado por los cohuori o caníbales, cercado por la muerte de la arena. 3. Fulgor y muerte de los tagaeri Tenemos ya en la mano los datos para una provisional reconstrucción de esa terca pasión por la libertad de este grupo tagaeri (en Cicame les llamaron los últimos, pero dejémoslos en penúltimos, porlas sorpresas de la selva). Les ofrezco algunos datos. En los primeros años sesenta las gentes que intentaban levantar el pueblo de Coca se vieron repetidamente hostigadas por unos belicosos vecinos. A esas visitas les llamaron ataques, a sus protagonistas aucas, salvajes. Estávisto que los civilizados podremos viajar cadavez más lejos de nuestra tierra, incluso tocar el cielo con la mano, pero sin despegarnos 119

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