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El ejemplo de una vida pacífica y estable convivencia es el mejor mensaje de paz y salvación para quienes están divididos por el odio y esas otras plagas, en particular, el nacionalismo que enfrenta individuos e instituciones, no sólo dentro de la Iglesia, sino aún dentro de la misma Fraternidad. Anima el punto 3 de la constitución 99: "Por eso unamos las fuerzas latentes en nuestra fraternidad con aquellas iniciativas e instituciones, regionales o internacionales, que se empeñan correctamente por la unidad del género humano, la justicia universal y la paz". El compromiso por la Justicia y por la Paz, intención y meta recogidas en las Constituciones de los Hermanos Menores Capuchinos 110 , cuenta con el apoyo de muchos y valiosos Hermanos. Es un tema de palpitante actualidad, lo cual me excusa de cualquiera otra precisión en torno al mismo. Testigos de esperanza (constitución 100) Los precedentes números de las Constituciones constituyen un buen texto que contiene orientaciones generosas, en el que no se aprecia que se sienta la necesidad ni preocupación por unas concreciones normativas o conclusiones directivas. El número cien aparece redactado en tónica o clima altamente optimista y alentador. Recuerda la figura del capuchino que anda por el mundo, libre de preocupaciones inútiles y vanas, y se esfuerza por dar a los hombres testimonio de una realidad de vivencia esperanzada y alegre 111 • 11 ° Cfr. CONVEC, Guía de estudio de las Constituciones de los Hermanos Menores Capuchinos, o.e., p.124ss. Recientemente, también compromiso por la naturaleza. 111 Véase PABLO VI, exhortación apostólicaGuadete in Domino, 7 de mayo de 1975. También PALUDE, G.P., Gioia spirituale e letizia francescana Riflessione sulla Exortazione Apostolica "Gaudete in Domino", Vicenza 1975. En TORRES QUEIRUGA, Creo en Dios Padre. El Dios de Jesús como afirmación plena del Padre, Santander 1986, págs. 74ss y 174, se escriben valiosos y bellos párrafos sobre el modo de educar para el gozo, cuando existe una tendencia a excluir a Dios de la alegría y felicidad hasta tanto que, a veces, aparece ese miedo a que sólo el recuerdo de Dios pueda estropear la sensación de gozo y felicidad. 75

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