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"Para favorecer el sosiego que requieren la oración y el estudio, los que vienen a nuestras casas sean recibidos de ordinario en los recibidores, dispuestos según los criterios de la sencillez, de la prudencia y de la hospitalidad". En un primer momento y ante el impacto del golpe de la expresión, "facilitando el acceso a nuestras casas o viviendas" se advierte el deseo expreso de apertura de nuestras moradas, también casas religiosas. No se habla del mundo de los necesitados. Luego, se advierte que se reduce esta apertura a los que vienen a nuestras casas, al parecer, en busca de consejo, diálogo...: "Sean recibidos de ordinario en los recibidores". Resulta todo un extraño maridaje de textos, como son el del punto 3, redactado en respuesta a una necesidad de apertura, exigencia del hoy, y el del 8, resonancia o copia de una sabia disposición secular que recuerda la necesidad de respetar el clima de oración y de estudio, propio de una fraternidad de Hermanos Menores Capuchinos. Los puntos siguientes regulan la institución de la clausura, hoy, vista como defensa de la intimidad del grupo y de la vida fraterna en común. Se dispone en los números 4,5,6 y 7: 4. "Para salvaguardar la vida religiosa, en nuestras casas manténgase la clausura o un espacio reservado a los hermanos. 5. Sin embargo, donde por las circunstancias especiales no se pueda observar la clausura, el superior mayor, con consentimiento de su Consejo, tomará las disposiciones adecuadas a las situaciones locales. 6. Corresponde al superior mayor determinar cuidadosamente los lími– tes de la clausura o modificarlos por legítimas causas, y suprimirla temporalmente. 7. En casos urgentes y, a título ocasional, puede disponer de ella el superior local" 77 • 77 Normativa que es materia u objeto de las Ordenaciones, si se atiende y se atiene a la formulación del canon 667 que dice "según el derecho propio" y no según las Constituciones. Sí, convendría distinguir claramente entre casa religiosa y vi– vienda. 52