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2. Dense muestras de caritativa atención y agradecimiento para con los hermanos ancianos. 3. Los jóvenes tengan en la debida estima a los hermanos mayores y aprovechen de buen grado sus experiencias. 4. Los de más edad, por su parte, acepten las nuevas y sanas formas de vida y de actividad; comuníquense los unos a los otros los propios bienes". La recta actitud o madurez de los jóvenes en la fraternidad debe manifestarse en ese saber aceptar el modo de ser de los mayores, con cariño y comprensión, buscando construir la propia vida y fidelidad a la vocación capuchina en el aprecio del modo de ser de los mayores. Éstos, a su vez, deben esforzarse por ofrecer el testimonio de una vida que les permite sentirse, ahora, más fieles a su vocación, al estar y manifestarse abiertos a esas nuevas y sanas formas de vida y actividad de la que son portadores las nuevas generaciones. Cuidado de los enfermos ( constitución 86) Las consideraciones en torno a la relación entre jóvenes y mayores, complementariedad de edades, se amplían en la constitución 86 que se refiere a quienes en la fraternidad no gozan de buena salud y a aquéllos que están probados por la enfermedad, también vejez. Advierte la constitución 86,1: "Cuando enferme algún hermano, el superior provea inmediatamente, con fraterna caridad, todo lo necesario para el cuerpo y para el alma, según el ejemplo y la recomendación de san Francisco, y confíe el enfermo al cuidado de algún hermano idóneo y, si fuere preciso, también del médico". A los superiores corresponde promover la vida fraterna. Es a ellos a quienes se confía, en primer lugar, la tarea del cuidado del hermano enfermo, saliéndole al paso en sus necesidades espirituales y materiales. Para el superior está escrito el punto 6 de la constitución 86 que dice: "El superior visite fraternalmente y con frecuencia a los enfermos y no deje de animar espiritualmente al enfermo, por sí mismo o por medio de 47
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