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presente o actualidad, en la que el trabajo no es equiparado a la pobreza, antes al contrario, el trabajo es sinónimo y, desde luego, fuente de riqueza. Por otra parte la dignidad del trabajo, se recalca por activa y por pasiva en nuestros días, proviene de la persona. Los servicios, en particular, los domésticos o de hogar, requieren más que ninguna otra actividad inteli– gencia y corazón. La gratuidad se expresa en términos y realidades de solidaridad, más no sólo económica, sino integral, etc. El capítulo V de las Constituciones de los Hermanos Menores Capu– chinos está llamado a dar cabida a una visión que, desde la versión teológica que no tiene porqué apelarse neoescolástica, en oposición a la escolástica, sino simplemente actual, quizá, postmoderna, se sirve de los conceptos socio-económico-políticos, los propios de nuestra cultura del trabajo y del ocio, de la producción y del bienestar y de unas realidades terrenas alcanzadas, gracias al esfuerzo del hombre y querer de Dios. Cultura actual y postmoderna que presenta nuevas luces y distintas sombras, diversas de las vistas y sentidas en el pasado. 34