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"trabajo manual", segundo supuesto de la clasificación bipartita que encontraba su fundamento en la materialidad del su ejercicio. Pero ya no podemos afirmar que el trabajo corporal ocupe solamente las fuerzas musculares del hombre. Por muy rudo que sea el trabajo, se requiere la intervención de las otras facultades superiores. Igualmente debemos confesar que no hay trabajo intelectual, el cual excluya completamente el esfuerzo físico y que, por consiguiente, no esté ligado con actividades que requieran un esfuerzo material 30 • Debemos aclararnos, al hablar de trabajo manual, afirmo con el padre Grández 31 • Una primera aclaración que debemos realizar es la de la tendencia a equiparar el trabajo manual con el servicio doméstico. En tantas ocasiones, se tiene la impresión de que, cuando se pide a los Hermanos el ejercicio de un trabajo manual, se les está indicando la necesidad de realizar los trabajos domésticos o del hogar, los inherentes al desenvolvimiento y desarrollo de la vida en familia, propia del grupo que se encuentra fraternamente viviendo en común. Los trabajos o actividades domésticos, hoy, cuando los componentes de un hogar desem– peñan trabajos, por igual asalariado y fuera de casa, jornada laboral completa, no habiendo uno en la familia que se dedique a las tareas domésticas, se reparten mutua y equitativamente, tratando de salvar y respetar las obligaciones y psicología propia de cada uno. Un segundo punto o concepto que requiere aclaración es el de si el 30 Véase ARA, S.,El espíritu del trabajo en la Regla.franciscana, o.e., p.52. La nota 13 recoge esta cita: "...por ello, si se contraponen trabajo manual o intelectual, es sólo con el carácter de una diferencia gradual. El trabajo es obra del hombre..., del hombre todo entero y participa del carácter del hombre mismo. Por ello, por proceder, del hombre tal cual es..., con todas sus facultades, exige el consumo simultáneo, aunque en grado diverso según la clase de trabajo, de la fuerza muscular, de la inteligencia y de la voluntad... No cabe, pues, considerar el trabajo como exclusivamente manual o material atendidas las facultades que en el mismo intervienen; tampoco considerando el objeto al cual el hombre puede aplicar su actividad, ya que puede serlo todo aquello que tiene razón de ser y aún, en el caso de la actividad mental, lo que no lo tiene, como es el puro ente de razón". SANCHO IZQUIERDO, M., Concepto y carácter del trabajo: su dignidad. Semanas sociales de España, Madrid 1952, p.52.54. 31 GRÁNDEZ, R.M., Cartas sobre las Constituciones, o.e., p.150 24

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