BCCCAP00000000000000000001193

modernos 18 • Contrasta la citación de un término y realidad de gran actualidad como es la solidaridad con el recurso que se hace, aduciendo la primitiva tradición, a la asimilación de la pobreza, minoridad, con la condición de muchos trabajadores, a los que, hoy, nadie se atrevería a juzgar menores, desvalorizando su "categoría" de trabajo, sino, tal vez y sencillamente, poco afortunados, en razón, sobre todo del escaso fruto de la remuneración, un reducido salario. Escribíamos, ya van a hacer los treinta años, comentando este empeño de asimilar trabajo y pobreza, minoridad: "En el Medioevo, trabajador era sinónimo de pobre. La mayoría de los ciudadanos carecían de recursos y no les quedaba otro medio de proveer para su subsistencia que el trabajo manual. Hoy es trabajador todo hombre que ejercita una actividad" 19 • Lo venimos afirmando, como uno más entre tantos de esos de nuestra sociedad que sostienen que, hoy, es pobre quien no trabaja, pero no por no trabajar, sino porque no se le da o no tiene ocasión de procurarse unos ingresos, casualmente mediante el trabajo. Sociológicamente, no se com– prende la gratuidad evangélica, ordinariamente, "actividad" de los dota– dos de la gracia del trabajo y de otros dones venidos de lo Alto, cultivados en ambientes que, ciertamente, no son expresiones de pobreza económica, pero, sí tal vez, de una disposición y disponibilidad, pobreza interior o evangélica. Importancia y finalidades del trabajo(constitución 76) Como hemos ya recalcado en las líneas introductorias al capítulo quinto de las Constituciones, al presentar la temática contenida en los diversos números, el punto 1 de la constitución 76 establece un principio de gran alcance, el mismo que el Papa Juan Pablo II recuerda en el número 18 Véase Ibídem, 35 ss. Se continúa escribiendo en el citado número 40: "A la luz de la fe, la solidaridad tiende a superarse a sí misma, al revestirse de las dimensiones específicamente cristianas de gratuidad total, perdón y reconciliación. Entonces el prójimo no es solamente un ser humano con sus derechos y su igualdad fundamen– tal con todos, sino que se convierte en la imagen vivade Dios Padre, rescatada por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente del Espíritu Santo... " 19 ARA, S., El espíritu del trabajo en la Regla franciscana, o.c.,p.56 16

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz