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Capítulo V: Nuestro modo de trabajar El capítulo V de las Constituciones de los Hermanos Menores Capu– chinos con su reglamentación del trabajo, hecha desde la visión bíblica y teológico-franciscana, ha sido una auténtica novedad entre los textos legislativos o derecho particular de los religiosos. Y, en cuanto novedad, moda que hay que saber vestir en el hoy, bien encajada y encarnada en la sociedad y civilización, cultura, que llamamos del trabajo. Juan Pablo Hda inicio a su carta encíclica sobre el trabajo, en el 90 aniversario de la "Rerum novarum", con estas palabras: "Con su trabajo el hombre ha de procurarse el pan cotidiano, contribuir al continuo progreso de las ciencias y de la técnica, y sobre todo a la incesante elevación cultural y moral de la sociedad en la que vive en comunidad con sus hermanos. Y "trabajo" significa todo tipo de acción realizada por el hombre independientemente de sus características o circunstancias; sig– nifica toda actividad humana que se puede o se debe reconocer como trabajo entre las múltiples actividades de las que el hombre es capaz y a las que está predispuesto por la misma naturaleza en virtud de su humanidad" 4 • 4 Laborem exercens, Oque continúa así: "Hecho a imagen y semejanza de Dios en el mundo visible y puesto en él para que dominase la tierra, el hombre está por ello, desde el principio, llamado al trabajo. El trabajo es una de las características que distinguen al hombre del resto de las criaturas, cuya actividad, relacionada con el mantenimiento de la vida, no puede llamarse trabajo; solamente el hombre es capaz de trabajar, solamente él puede llevarlo a cabo, llenando a la vez con el trabajo su existencia sobre la tierra. De este modo el trabajo lleva en sí un signo particular del hombre y de la humanidad, el signo de la persona activa en medio de una comunidad de personas; este signo determina su característica interior y constituye en cierto sentido su misma naturaleza". 1 1

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