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material externa, evangélica, desde luego, timbre de un pasado, que era necesario saber vivir en el presente, tan diverso de aquel pasado por razón de un contexto socio-económico continuamente en cambio. Se ponían en juego actitudes espirituales. Nos encontramos, pues, con unas Constituciones cuyas formulaciones, en orden a la pobreza material y respecto de los bienes y del dinero, aparecen un tanto desconcertantes. Por consiguiente, no es de extrañar que las "Correctiones Congresus "de la entonces Congregación para los religio– sos e institutos seculares, fecha 12 de enero de 1987, preguntara N.B.2): "Non sarebbe bene dire che 1'0rdine, le Province e le case possono possedere, acquistare, alienare e amministrare beni materiali?". El segundo artículo del capítulo IV de las Constituciones de los Hermanos Menores Capuchinos se propone dar normas concretas para la observancia de la pobreza material, no obstante, podrían objetar algunos, el uso de bienes y dineros, para y en nuestra actualidad. Uso de los bienes (constitución 62) La constitución 62 define la posición de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos frente al uso de los bienes y dinero. No habla explícitamente de propiedad de los mismos. Se escribe en los puntos 1 al 3 de la constitución 62: 1. "Guardemos la pobreza que hemos prometido, recordando la inten– ción y las palabras de san Francisco: "Los hermanos no se apropien nada, ni casa, ni lugar, ni otra cosa". 2. Por consiguiente, como peregrinos y extranjeros en este mundo, sirvamos al Señor en pobreza y humildad mientras caminamos hacia la tierra de los vivientes. 3. Usemos los bienes temporales para las necesidades de la vida, del apostolado y de la caridad, sobre todo para con los pobres". Respecto al uso de los bienes y, siguiendo el ejemplo de san Francisco que se adelantó en siglos al socialismo, "interesado" por el "disfrute" de los mismos, dejando en manos de otros las preocupaciones y penas, los cuidados que conlleva la conservación de la propiedad, concepto 111