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los y gracias que recibían. Esta gran devoción todavía se perpetúa. * D. Antonio Jiménez de Urrea murió el 14 de febrero de 1654 y su esposa, DªLuisaPadillael 2de julio de 1646. Dice el cronistaconventual: "El día en que murieron se les dijo el Oficio de nueve lecciones, Misa y responso como a los religiosos". Sus cuerpos se encuentran sepultados en la iglesia de las Concepcionistas, que ellos también habían fundado. * En un manuscrito inédito de D. Apolinar Ríos Varona, coadjutor de la Parroquia de Epila, fallecido en 1984, encontramos estos datos: * "A juzgar por el archivo parroquial, podemos afirmar que los Padres Capuchinos tuvieron siempre buena inteligencia con los sacerdo– tes y feligreses". * "La Cofradía del Rosario que celebraba su romería a Rodanas el Domingo de Quasimodo, solía estar acompafiada por un Padre Capuchi– no". * "No es raro encontrarPartidas de Defunción en las que se consigna cómo los ejecutores de los testamentos, solían ser el Vicario, el Prior de los Agustinos y el padre Guardián de los Capuchinos". * "Las tres Comunidades Religiosas de la Villa habían hecho un pacto de ayudarse enmuchas ocasiones y principalmente enlos sufragios por sus respectivos difuntos". * Entre los ocho capuchinos naturales de Epila merecen especial mención dos famosos misioneros: El padre Felipe de Epila recibió el hábito en 1768. En 1783 marchó a las misiones de América, trabajando durante 32 afios en Cumaná, Venezuela. Regresó a Espafia en 1815 obligado por la revolución y murió en Epila, el 6 de octubre de 1832, a los 80 afios de edad. Otro santo y gran apóstol capuchino fue el padre Miguel de Epila. Brilló por su espíritu d~ oración, penitencia y austeridad. Lleno de celo apostólico, marchó por varias partes del mundo a predicar el evangelio. Después de haber trabajado en los campos de Sierra Leona y del Brasil, volvió a su Provincia de Aragón, donde murió el afio 1680. 68

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