BCCCAP00000000000000000001192

prisioneros y llevados a la cárcel de Pamplona los siguientes religiosos: Padres José de Isuerre, José de Sarifiena, Diego de la Almunia, José de Ejea, Rafael de Sencellas y fray Clemente. Sin embargo, el convento sólo estuvo sin religiosos, algo más de los cuatro días que el enemigo ocupó la villa. Acudieron a apagar el fuego el padre Guardián y el padre José de Alcorisa. Poco después, el Provin– cial, padre Manuel de Magallón envió varios religiosos de la Cogullada para que limpiaran las cenizas y escombros. La restauración duró hasta el afio 1714 en que volvió el convento a tener la antigua observancia. * Otro acontecimiento funesto fue la Guerra de la Independencia en 1808. El convento fue convertido en fortaleza, pero cuando llegó la invasión de la villa por los franceses, le pegaron fuego al convento y no quedaron más que las paredes maestras. Del adorno de la iglesia se salvó mucho porque D. Mariano Ventura pudo llevar parte de los altares a la iglesia de Ntra. Sra. de la Oliva, al Hospital y otros domicilios. El 20 de julio de 1814 volvió la comunidad capuchina a Ejea. La piedad del Rey hizo se volviera a los religiosos todos sus haberes. Mas como se hallaran sin convento, se colocaron en casa de Melero, frente a la iglesia del Hospital, y la villa cedió a favor de la Comunidad el uso de la misma iglesia. El 17 de marzo de 1820 se puso con gran solemnidad la primera piedra para la reedificación del convento. Y se comenzó a habitar el año 1821. * Otra nueva contrariedad se presentó para los religiosos capuchinos de Ejea: A mediados de septiembre de 1822, por no tener el número de 12 sacerdotes exigido por el Gobierno Constitucional, los capuchinos tuvieron que abandonar el convento, aunque en esta segunda extinción, el edificio no padeció cosa mayor. El 19 de mayo de 1823 volvió la comunidad a Ejea, tomando posesión del convento en la Fiesta de la Santísima Trinidad. * El día 4 de mayo de 1824 se dio principio a la reedificación de la iglesia de los Capuchinos. Y el 31 de agosto de 1825, se hizo la solemne bendición de la misma, presidida por el Sr. D. Bernardo Francés, Arzobispo de Zaragoza. 61

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz