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También nos consta que la iglesia tenía varias capillas laterales dedicadas a San Antonio, SanFélix de Cantalicio, SanFrancisco de Asís y a los santos Fidel de Sigmaringa y José de Leonisa. Estas últimas se hicieron con motivo de su canonización. * La actividad de los Capuchinos en la villa de Ejea se cifró en el culto, confesonario, visitas a enfermos en el hospital y domicilios y predicación popular por los pueblos de la comarca cincovillesa. * En la iglesia de los Capuchinos se celebraba con especial solem– nidad la Fiesta del Corpus Christi que se prolongaba por toda la octava. El cronista conventual destaca también la solemnidad con que se celebraba la elevación a los altares de nuestros santos capuchinos. Por ejemplo: El 23 de octubre de 1737 se celebró la fiesta del Bto. José de Leonisa, siendo guardián fray José de Borja. El altar fue magnífico, iluminado con 100velas. Concurrió toda la villa, el Capítulo eclesiástico y la Comunidad de los PP. Observantes. Predicó el padre Bias de Ziria, a quien se le obsequió con doce libras de chocolate. Los días 8, 9 y 10 de octubre de 1747 se celebraron en el convento de Ejea las fiestas de canonización de los santos capuchinos Fidel de Sigmaringa y José de Leonisa. Hubo durante los tres días misa solemne, procesión, repiques de campanas y variedad de cohetes en la plaza del convento, por espacio de dos horas en la noche. Creció tanto la devoción a estos santos en la villa que no había enfermo que no se encomendase a ellos, ofreciéndoles novenas, velas ymuchas misas rezadas y cantadas, por lo que fue preciso hacerle el altar. Y en 1751 se hizo la cuarta capilla de la iglesia de capuchinos, obra de fray Antonio de Zaragoza, albañil provincial, dedicada a estos santos. * Con motivo de la Guerra de Sucesión el año 1706, el ejército del Duque de Anjou invadió la villa de Ejea, partidaria del Archiduque de Austria. Al principio, el convento se convirtió en fortaleza frente a los enemigos. Pero una vez conquistada la villa, el convento fue profanado, convirtiendo el claustro en caballeriza para las tropas. Rompieron las imágenes y al final, fue incendiado. La comunidad compuesta por 15 religiosos sufrió las consecuencias de la persecución. Fray Miguel de Biota fue muerto, cerca de Rivas, cuando huía de la villa. Y fueron 60
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