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El zócalo del claustro es de azulejería polícroma de Manises y está cubierto con bóveda de medio cañón, que pierde la monotonía al estar seccionada en tramos por arcos fajones decorados a base de rosetones lisos. Desde el claustro se accede a algunas dependencias conventuales, hoy muy transformadas como son el comedor, la cocina, sala capitular, biblioteca y coro de la iglesia. Se conserva en el patio del claustro el primitivo pozo de agua fresca para combatir los rigores del calor estival. El resto del convento ha sido transformado y ampliado para las diversas actividades de la escuela agraria. La iglesia es una construcción de dimensiones reducidas, que respon– den ala previstaenelcontratode 1663. Una obra de planta y trazas típicas del período barroco, dentro del modo de hacer aragonés. Las puertas que dan acceso a la iglesia y al claustro están cobijadas por un gracioso porche con dos pisos de arquerías. El alfiz o arrabá que enmarca los medios puntos de las puertas dan un sabor mudejarizante, que se patentiza en la esbelta y frágil torre cuadrada, construida a comienzos de este siglo, en estilo neomudéjar. Una vez dentro del recinto nos encontramos con una iglesia del siglo XVII, de una sola nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos. En el lado lateral izquierda, hay tres capillas que se comunican entre sí por un corredor estrecho abierto en el muro y están dedicadas a San Francisco, San Antonio de Padua y Santa Clara. En el lado derecho, no hay capillas, sino una nave que sin duda obedece a la disposición primitiva de conservar una capilla para la Cofradía. El altar mayor lo preside una imagen de Ntra. Sra. de Cogullada con el Niño que sostiene sobre su mano derecha el pajarillo o "cogullada". Es una talla de madera de roble que por su estilo, ya que no hay documentación, podría ser obra hispano– flamenca del siglo XVI. Por la nave de la Cofradía se accede a la cripta donde tenía lugar el enterramiento de los cofrades y creemos que también el de los religiosos. 52