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anchuroso, aparecía una buena sala destinada para la disciplina; entrando en él, a mano izquierda, se hallaba una celda muy capaz para hospedar al P. Provincial, cuando con su secretario viniese de visita; el cuarto de la sastrería con una mesa larga para cortar y coser allí los hábitos de los religiosos; celdas con destino a los enfermos, mucho mayores que las demás que tenían los que estaban buenos; y sobre todo, un oratorio cerrado con biombos, en el que se les decía misa a los enfermos. "En el mismo edificio de que estoy hablando, consta cuándo se hizo esta obra, pues en una lápida o gran piedra aparece todavía una inscrip– ción que dice así: En el año 1742, a 6 de noviembre, se puso la primera piedra de esta fábrica de enfermería, y se concluyó el día 8 de agosto de 1744, siendo provincial el M.R.P. F. Antonio de Borja. Curso de estudiantes El Convento de Aranda de Moncayo tuvo su importancia en la Provincia, no sólo por estar instalada allí una enfermería para los religiosos, sino también por ser sede y lugar de formación para los religiosos jóvenes recientemente profesados. De la existencia de este Centro de Formación nos habla el cronista Ramón Lastiesas en dos ocasiones. Una, cuando al hablar de la predicación que los religiosos realizaban en la cuaresma dice: "No quedando en este tiempo en el convento por un común, más que el P. Guardián, y por haber curso de estudiantes, el P. Lector". También nos dice que a la hora de la extinción del convento había "diez coristas o estudiantes profesos". Atención a los pobres Uno de los apostolados característicos de los capuchinos fue su atención a los pobres y mendigos. "Desde la erección del convento los religiosos cocían olla para los pobres, la que distribuían cotidianamente a medio día, a los habitantes y extraños a esta población que concurrían a tomarla". Predicación popular Era otra de las actividades principales de los religiosos. 23

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