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26 Y ENTONCES COMPRENDIMOS Y entonces comprendimos que el corazón servía para algo. Hubo por eso en nuestro pecho música y en nuestra vida hogueras. Palabras esenciales que son como raíces y cimientos, dulces como los higos de los huertos en el otoño, abandonaron el diccionario donde estaban bajo tutela secuestradas y como mariposas pudieron remontar el vuelo del libro al corazón y a nuestros labios. Con tu presencia de mujer humanizante, MADRE, aquellos altos claustros llenos de aire, encajonado y frío, y nuestra humilde flauta se puso a componer canciones.

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