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otros dos grupos de avezados misioneros quedan disponibles al terminar su contrato en tierras colombianas de la Guajira y Caquetá. La Provincia tenía, por tanto, entusiasmo misionero, experien– cia y efectivos. A los capuchinos ya residentes en Ecuador les parece que una misión de frontera, en lugar abandonado y tenido como de castigo, sería bien vista por el gobierno y, en general, por la nación. El fraile comisionado para inspeccionar la misión ofre– cida por los josefinos en la selva amazónica concluía su informe de visita en 1953: "es la más apropiada a las aspiraciones de la Provincia de Navarra". Sucedió, pues, que después de haber conocido diversos cam– pos de misión, dependientes de la congregación para la propaga– ción de la fe, la Provincia, tras la expulsión de Pingliang, sólo estará presente en esta parcela amazónica como vocación estric– tamente misionera. El 16 de noviembre de 1953 Pío XII declara erigida la Prefectura Apostólica de Aguarico: "Es nuestra volun– tad, decía en la Constitución Apostólica Ex quo tempore, que se llame Aguarico, nombre de la región donde está radicada". Des– de abril de 1954 Miguel Arruazu fue su primer Prefecto Apostó– lico; era un misionero con experiencia en la Guajira y, por enton– ces, residente en Tulcán. 2. Antecedentes históricos de la zona Tenemos noticia de Gonzalo Díaz de Pineda, primer conquis– tador que intentó abrir, traspasando los Andes e internándose en la selva, la entonces llamada ruta de la canela. Poco después, en 1541, Gonzalo Pizarro realizó otra intentona fugaz, si bien su lugarteniente Francisco de Orellana culminó una de las expedi– ciones más audaces de las conocidas, navegando el río Napo y, desde su boca, todo el curso del gran Amazonas hasta el Atlánti– co. A lo largo de varios siglos de época colonial no hubo en este territorio fundación alguna; la evangelización era siempre al paso; franciscanos y jesuitas se alternaron en las correrías. 6

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