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nitaria, se desarrolla una suerte de mística de la fraternidad franciscana en busca de las fuentes, de modo que, ni siquiera con el aumento de residencias, se cede a esa prioridad adoptada. Así en los primeros 70 se establecen fraternidades en Coca, Pompeya y Rocafuerte, concentrando los frailes aun a costa de hacerles recorrer muchos kms. para atender su apostolado. Después, las necesidades, con la expansión demográfica y territorial conocida, presionaron cada vez más. Son los años en los que se solicita angustiosamente un aumento de personal a la Provincia española, cosa que no se produce,. si bien el año 1972 el número de capuchinos alcanza su más alta cota con 17, bajando enseguida a 15, media habitual. Al final de esa década se produce una forzada dispersión, sobre todo por las crecientes necesidades de la zona colona, el poco éxito en la recluta de clero secular o religioso, la inexistencia de vocaciones propias. Además del diálogo fraterno y la concentración de los religio– sos, podemos observar otras dos tendencias características del tiempo: el forcejeo en la unión con la Viceprovincia de Ecuador y el debate sobre pobreza o los medios pobres. Las relaciones de los capuchinos en Ecuador en sus dos cir– cunscripciones se caracterizan desde el inicio por una tensión entre la cordial relación personal frente a una incompatibilidad práctica en cuanto a sus mutuos trabajos. Ya apuntamos más arriba como causa más probable, la diferencia entre los fines específicos de ambas presencias más volcado a su propio carisma en el caso de la Viceprovincia, específicamente misionero, en cuanto promotor de una naciente Iglesia, en el nuestro. Presiona– dos por las normas centrales, mejor que estimulados por su propias vivencias, de 1966 a 1969 estuvieron unidas bajo un su– perior; mas la experiencia no dio resultado y pareció convenien– te su nueva diferenciación vista la diversa evolución de cada una. Por otro lado, esa experiencia se dio en momentos de mucha tensión interna dentro de la vida· religiosa, coincidiendo con algunas rupturas sonadas y salidas de la Orden; en fin, cada grupo quería una autoridad fraterna cercana. Con todo anotemos que se 43