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2.3. Veamos algunos hitos en el desarrollo de la pastoral colona. La asamblea de 1970 se ocupa más detenidamente de estudiar el fenómeno petrolero y la invasora colonización; los misioneros deben cubrir otro frente de actividad diferente al usual, agotados por la distancia y la falta de personal. Describen a los nuevos colonos como católicos populares, con una enorme falta de formación cristiana; de ahí su decisión de poner el acento en la catequesis, tanto infantil como adulta. Los misioneros ven, ade– más, la necesidad de una capacitación personal para adaptar el estilo pastoral a la nueva situación. Aprovechando la visita del definidor general en 1974 se examinan los métodos empleados en la catequesis y en la forma– ción de catequistas. Por otro lado se insiste en el rescate de la religiosidad popular, una cercanía mayor a las gentes y un camino, apuntado con fuerza, hacia las comunidades de base. Al año siguiente la asamblea reafirma esa línea de acción, poniendo el énfasis en el surgimiento de cristianos comprometidos con sus comunidades; este hecho refleja al menos dos cosas: creciente conciencia de la necesidad de una iglesia popular, de ancha base y participación, y la falta de personal misionero. Para este momento los capuchinos están trabajando en equipos pastorales con varios institutos religiosos y también con ciertos laicos; a pesar de ello la necesidad de misioneros parece bien apremiante. Son necesarios nuevos puestos misionales repartidos por la geografía colona: Eno, San Pedro de los Cofanes, Shushufindi, Joya de los Sachas, Vía Aucas. En cada uno de ellos se construyen lugares de culto, reunión y formación cristiana; también botiquín médico atendido en general por religiosas. 2.4. En cuanto a la pastoral indígena experimenta un vuelco notable; ante los nuevos retos va desvaneciéndose con rapidez la etapa de protección. Ya en la reunión de 1965 se crea el secreta– riado de catequesis, lo que significa el primer intento organizado de trabajar en equipo con la aceptación de las cambiantes condi- 36