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- realizar una pastoral de presencia y la que dicte la misma comuni- dad cristiana. La fraternidad de formación, a su vez: - vivir la vida fraterna y la oración comunitaria, - sustentarse con el propio trabajo, - participar en la pastoral de la capilla y el barrio, - estudiar, cada uno según su opción, ya como hermano laico, ya como clérigo. La vida y desarrollo de ambas fraternidades no carecieron de dificul– tades: de coordinar la vida fraterna con los propios proyectos, la primera; de unir adecuadamente vida fraterna, trabajo y estudio, la segunda. Pero funcionaron durante cuatro aiíos, hasta que circunstancias de diversa índole cooperaron a la clausura de ambas. La evaluación de esos afios de vida la hacía Mons. Novak en carta al hermano Luis Coscia, Ministro Provincial, con estas palabras: "La presencia pastoral de los Capuchinos en ambas zonas es clara– mente positiva... son uri signo claro para las poblaciones de la zona, de sencillez, pobreza y oración". "La presencia de los estudiantes en el CEFITEQ y de los presbíteros en el presbiterio han resultado un aporte positivo para ambas comunida– des estudiantil y presbiteral" (carta a Luis Coscia, 8-7-1986). La fraternidad de formación se comunicaba con la gente del barrio a través del trabajo manual (albafiil, electricista, pintor, técnico de TV, ciruja, etc.), de la catequesis y apoyo escolar de los niños, y la olla popular durante la carestía del '89. La gente se acercaba al culto, sobre todo, en las fiestas patronales, primeras comuniones y procesiones. Apreciaban la permanencia de los religiosos entre ellos. El trabajo manual, si bien les llevaba tiempo y energías, no les impidió estar entre los buenos estudiantes del CEFITEQ. No obstante, fue uno de los puntos de fricción que crearon dificultades. Un hecho que influyó de muchas maneras en la marcha de esta 68
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