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segunda vez que éste salía de la catedral; duró el tiempo prolongado de dos meses; recorrió los Llanos y el Oeste. Fue una intensa experiencia de fe popular. En marzo de 1976 llegaba el hermano Sebastián Glassrnann a Anguinán, donde estaban los hermanos Jorge y Antonio. El 25 de marzo de ese afio se produce el fatídico golpe militar. La casa parroquial de Olta fue allanada de modo brutal y la iglesia clausurada durante cuatro meses. Pedro Venturutti fue encarcelado durante ocho días y Eduardo Ruiz, durante el mismo tiempo y luego, durante cuatro meses, sometido a tortura moral. Fue liberado el 23 de julio de ese afio. Con motivo de la liberación de Eduardo, Mons. Angelelli celebraba la Eucaristía en Olta, en acción de gracias. Esta sería su última misa en público. El 4 de agosto era asesinado mediante un accidente provocado en la ruta a La Rioja, a la altura de Punta de los Llanos. La persecución librada contra Mons. Angelelli por las fuerzas del proceso militar, que se ensafió antes con los sacerdotes Carlos Murias (hermano Conventual) y Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedemera, fue un suceso que nuestros religiosos, junto con el clero y demás religiosos-as, vivieron con entereza, manifestando con su unión y la del pueblo riojano la fidelidad y amor al Pastor, convertido ahora en mártir. Ese mismo afio el hermano Sebastián, quien había permanecido como diácono, decide ordenarse de sacerdote para servir a esa tierra riojana tan probada y ya regada por sangre de mártires. Es ungido por Mons. Rubiolo, Administrador de la diócesis, en octubre de ese a:ño, en el atrio de la iglesia de Olta, siendo destinado a esta parroquia. En enero de 1978 llegaba a Olta el hermano Luis Coscia. Reempla– zaba allí a Eduardo, como párroco, el hermano Marcelo Kippes, y formaban comunidad con ellos Sebastián y Pedro Venturutti. También llegaba el hermano Raimundo Ferster, a mediados de 1978 y se establecía en Milagro. No podemos pasar por alto una tarea, muy capuchina, ejercida de 64