BCCCAP00000000000000000001187(1)

Mientras se aguardaba que la iglesia fuese declarada parroquia, los religiosos, padres Luis de Gulina y José María de Alsasua, prestaban ayuda a las parroquias vecinas y Comunidades de Religiosas, al par que evangelizaban los contornos y se mantenían las obras sociales antedi– chas: el Ateneo, con clases de apoyo mafiana y tarde y de adultos; una Academia de labores femeninas con 150 alumnas; los Amigos de San Francisco; y en 1962 ya funcionaba un Consultorio médico y dispensa– rio gratuitos, atendidos por cinco médicos en clínica general y especia– lidad en pediatría. El padre Luis de Gulina se ocupaba del deporte y de la juventud. Organizó un campo de deportes y una pista de karting para nifios. Su labor le valió que la comunidad parroquial le dedicara más tarde un parque de diversiones para niflos, bautizándolo con su nombre. En 1960 llegó la hora de pensar firmemente en el Colegio que estaba desde el principio en la mente de los fundadores. El 18 de diciembre de ese afio se bendijo la piedra fundamental del Colegio Nueva Pompeya, con la presencia del Comisario Provincial padre Casiano de Goldáraz, del intendente municipal Edgardo Yelpo y del cura párroco Víctor Zom. Cuando se iniciaba la construcción del edificio, el colegio funcionaba ya en dependencias del convento, con un plan educativo integral que, además de la educación escolar, comprendía formación espiritual a través de la catequesis, charlas y vida sacramental; cultural y física. El alma de la institución fue el padre Cesáreo de Vidaurreta, quien, a los pocos afios, 11 de septiembre de 1962, fallecía de un infarto enmedio del sentimiento y dolor de la comunidad parroquial y educativa. La actividad misionera se siguió teniendo en cuenta, a cargo del padre Eugenio Folmer. El primer párroco fue el padre Manuel Cidades, recién en 1968, a quien sucedieron los padres Francisco Balenciaga y Raimundo Ferster. El hermano laico que trabajó incansablemente en la cocina fue el alegre y simpático fray Inocencio de Legarda. Pero la "hermana laica" que estuvo desde el primer momento y por espacio de treinta y cinco afios al servicio de la Comunidad Capuchina fue Mary (Sra. Ercilia 54

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz