BCCCAP00000000000000000001187(1)

Hubo en nuestra Provincia muchos de aquellos hermanos tradiciona– les, que cumplieron un papel necesario para la vida y funcionamiento de nuestras fraternidades. Ya hemos dado algunos nombres al hablar de Nueva Pompeya. Pero la lista es mucho más larga, y no podemos dejar de consignar a algunos que más sobresalieron y nos dejaron un ejemplo de santidad y trabajo, de verdadero franciscanismo: Fray Leonardo de Erandio, santo y artista, Fray Crispín de Igoa, estampa viva de los compañeros de Francisco, Fray José R. de Ansoáin, místico de la Trinidad, pero muy pícaro él, Fray Vicente de Sangüesa, el último de los barberos-sacamuelas, de mucha oración y sacrificado por los nifios, Fray Inocencio de Legarda, el cocinero ídolo de los seráficos, Fray Santos de Artica, el niño grande que había visto, al pasar, la línea del Ecuador, Fray Eusebio, a quien pidieron por 15 días, puso su azada al hombro y permaneció durante 24 afios Fray Tiburcio, fray Egidio, fray Doroteo... Y entre los argentinos: Fray Román y fray Félix, enfermeros llenos de caridad, dicharachero el primero e introvertido el segundo, Fray Matías, emprendedor de grandes obras Fray Pedro, artista del hierro y místico del silencio, Fray José, en la gran tradición de la portería y la sacristía. Hoy la Orden Franciscana admite con seguridad su origen como Orden de hermanos, menores e iguales entre sí. En nuestra Provincia, fray Matías es ecónomo local y provincial; Bernardo, vicario en la fraternidad del noviciado; Abel estudia Sagrada Escritura y Daniel, Ciencias Biológicas. Los seglares en Nueva Pompeya Queda todavía esa legión de personas seglares, familiares del santua– rio, que hacen la limpieza, cuidan los altares y la sacristía, atienden la 23

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz